Vuelve el Impresionismo

El otro día hablaba con una analista de tendencias especializada en decoración y me comentaba que está de moda tener un cuadro impresionista en casa. Quizá sea por la globalización, el estado de ultrabienestar en el que nos vemos inmersos en la época actual, o la vaguedad, fugacidad o el carácter efímero marcado por la busqueda del placer que caracteriza a nuestras acciones, o incluso nuestros pensamientos actuales. Por ello hoy, vamos a declarar, secundados por lo que alegaba Renoir, que la estética del Impresionismo fue, sobre todo, hedonista. El placer parece la cualidad más evidente de esta etapa, el placer inmediato y ardiente que produce en los artistas la pintura. Nunca hay que dejarse agobiar por problemas de estilo, y el artista llegó incluso a decir que el objeto de un cuadro consiste simplemente en decorar una pared y que por eso era importante que los colores fueran agradables por sí mismos.

Asi que hagamos caso a Renoir, y dejándonos llevar por la persecución del placer sumo, decoremos nuestra casa con un cuadro impresionista. Y para aquellos que les gusten más las cosas con aire un poco más actual o incluso futurista (es mi caso), podemos recurrir a algunos pintores pertenecientes a la escuela que hoy día llaman Nuevo Realismo Europeo. Y concretamente, el artista en el que hemos clavado el ojo es Alejandro Rodríguez González: un pintor español afincado en Berlín.

En sus cuadros hay un juego, interés y tratamiento de la luz que nos evoca a algunos pintores impresionistas, e incluso a algunos artistas del s.XVII. Su afán por tratar fenómenos lumínicos, producidos por luz artificial que crea luces difusas, nunca deja de sorprendernos y cautivarnos por el tremendo alarde de técnica pictórica que supone. Como ejemplo de la influencia impresionista en su obra, tomaremos las obras Buscando a Iwona o S/T 12.

Lo mejor para apreciar su obra es visitar su website, que la verdad es que está bastante bien.

http://alejandrorodriguez.chopasoluciones.com